Un día sin sol, oculto por nubes crises y
pesadas como el plomo, así me siento cris y algo triste, mientras sigo en mi
día a día, mecánicamente sin pensar, como una máquina programada para hacer una
y otra vez el mismo monótono ritual.
El cielo, la tierra y yo con mi infierno.
Sin santuario al que peregrinar.
Sintiendo que todo tiene un límite, mientras en las espalda cargo la pesada
mochila, de intentar ser yo mismo.
Caminando al futuro imperfecto, ese lugar
al que me dejo llevar, sin plano, sin rumbo fijo, y muchas veces, no por el
camino más corto.
Ahora solo deseo que este 2016 se vaya a
la mierda, que por fin me abandone, que salga de mi, para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario